MARKETING
POLÍTICO

Avraham Shama, del departamento de marketing de la
Universidad Baruch en Nueva York, lo define como “el proceso mediante el
cual los candidatos políticos y las ideas son dirigidas a los votantes en orden
de satisfacer sus necesidades políticas y ganar su apoyo para apoyar al
candidato y sus ideas”.
El Doctor Bruce I. Newman, profesor de mercadotecnia de
la Universidad DePaul en Chicago, define el marketing político como “la
aplicación de principios de mercadotecnia y procedimientos en las campañas
políticas de varios individuos y organizaciones. Los procesos involucrados
incluyen el análisis, desarrollo, ejecución y gerencia de campañas estratégicas
de candidatos, partidos políticos, gobiernos, lobistas y grupos interesados en
influenciar la opinión pública, dar avance a sus propias ideologías, ganar
elecciones y hacer legislaciones en respuesta a las necesidades y
requerimientos de personas selectas”.
En términos cotidianos, el marketing político es la búsqueda
de votos con el auxilio de la tecnología. Hay mucho menos novedad en esta
materia de lo que podría suponerse, mas bien una simple evolución. Los
políticos tradicionales trataban de obtener votos mediante la utilización de
dos técnicas básicas: el conocimiento personalizado de su electorado y la
elocuencia. Conociendo a la gente podían tener presente sus gustos, intereses y
puntos sensibles, información preciosa a la hora de hacer sus discursos. De
esta manera el candidato elocuente y conocedor de su público predicaba sobre
terreno fértil, arrancaba aplausos y ganaba adhesiones.
El Marketing Político supone la evolución de las técnicas de
conocimiento del electorado y de las técnicas de comunicación. Al hacerse
masivos los cuerpos electorales, al contarse los electores por millones y no
por cientos o miles, el conocimiento personalizado de cada uno de ellos, a la
manera del viejo candidato, cuenta poco. De la misma manera, la elocuencia
personal e intuitiva, se complementa con formas más eficaces de comunicación y persuasión.
El esquema tradicional del político, conocimiento del electorado y comunicación,
es, sin embargo, permanente.
Una campaña orientada por el método del marketing político
hace que el mensaje sea uno. Dice lo mismo el slogan de campaña que la imagen
del candidato. Hay un único mensaje dicho de mil maneras. La famosa “asesoría
de imagen” del candidato es una forma redundante, clara, inequívoca, de que el
candidato diga de una forma no verbal, lo mismo que dice el resto de su campaña
con palabras y argumentos.
El cimiento de los buenos mensajes está formado por los puntos fuertes del
candidato, por la identidad de su partido y por los deseos o temores de los
electores. Cuando un mensaje se construye con estos ingredientes el resultado
es efectivo.
El mensaje se comunica a los electores. Pero no a todos los electores al mismo
tiempo ni de la misma manera. Unos electores se interesan especialmente por la
política, leen los periódicos. Otros no se informan, no les interesa la
política, no les gusta leer. Los primeros saben desde mucho tiempo antes cuando
habrá elecciones y a quién votarán. Los segundos se enteran que habrá
elecciones pocos días antes de su realización y pueden cambiar muy fácilmente
de opción política.
Estas características diversas de los electores centrifugan y segmentan el
cuerpo electoral. Permiten saber en cada momento de la campaña a quiénes hay
que dirigirse de manera prioritaria, con qué formato de mensaje y por qué
medios. Lejos de la elección, es bueno utilizar prensa y argumentos políticos.
Porque en ese momento quienes están decidiendo su voto son electores informados
y buenos lectores. Muchos de quienes acostumbramos llamar líderes de opinión.
En el medio tiempo es bueno usar radio y hacer propuestas concretas y
atractivas, para aquellos que deciden por quien votar comparando las ofertas
que hace cada uno. Cuando estamos cerca de la elección, cuenta la emoción que
genera la campaña y la persona del candidato. Quienes no se interesan por la
política no deciden por persuasión política. Ésta es la hora de los mensajes
más simples, de la imagen, de la televisión, de las percepciones, de la
seducción, de la sensación de poder que genera el candidato.
El Marketing Político basa buena parte de su eficacia en un conocimiento
profundo de la naturaleza y el funcionamiento de los medios de difusión. Cómo
hacer un plan de medios para una campaña electoral, cómo enseñar a un candidato
a desempeñarse de la mejor manera frente a una cámara de televisión o en una
situación de debate, cómo editar y presentar las mejores imágenes para generar
una percepción positiva de nuestro candidato entre los electores. Todas estas
actividades remiten a la tarea de los consultores, quienes trabajan con el
conocimiento acumulado por el Marketing Político en investigaciones científicas
y en la experiencia de miles de campañas exitosas.
FUENTE:
- http://www.costabonino.com/ppalabras.htm
- http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/lad/mendoza_b_lb/capitulo2.pdf
- http://www.costabonino.com/manualmp.pdf
- http://www.merca20.com/que-es-el-marketing-politico-3-definiciones/